¿Podrías contarnos un poco de tu historia en el tenis de mesa? ¿Cuáles fueron tus mayores logros como jugadora?
Comencé a los 14 años por casualidad en el club Ferro Carril Oeste; tenía un grupo de amigas y amigos que iban todos los sábados a jugar ping-pong. Mi mejor amiga me insistía siempre para que fuera y yo le decía que estaba loca, que no me iba a quedar todo un sábado en un salón cerrado!!!!!
Un día termine yendo y de ahí adentro de ese salón no salí nunca más… y aquí estamos…. Siempre atrás de la pelotita…
Al principio comencé como un entretenimiento hasta que presencié un sudamericano que se realizó en la Ciudad de Buenos Aires en el parque Sarmiento allá por el año….uhmm… no me acuerdo… principios de los 80. En ese momento quise jugar, me surgió la ilusión de vestir un día la camiseta Argentina.
Y aquí tengo que hacer una mención especial a mi primer entrenador que fue Carlos Vita, a quien recuerdo siempre con mucho afecto y que sino fuera por él yo no estaría haciendo todo lo que hoy hago vinculada al tenis de mesa. Él era la persona que siempre me alentaba con santa paciencia a continuar ante mis derrotas deportivas, además de entrenador era un buen consejero y yo tenía un pésimo carácter.
Como jugadora los mejores recuerdos los tengo sin dudas del Mundial de Dortmund en Alemania en el año 89, mi estadía en Italia jugando para un club de la primera división de damas durante el año 90 y mi participación en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 donde fui de la mano de Kim Hae Ha.
¿Cuándo comenzaste tu carrera como entrenadora? ¿Qué experiencias has tenido?
Cursé el profesorado de Educación Física y siempre supe que después de jugar quería ser entrenadora.
